Hace
días John M. Ackerman (investigador de la UNAM), publicó su texto “Cómo parar
el fraude que viene” cuya premisa es “El
régimen autoritario prepara un enorme fraude para imponer en Los Pinos a quien
resulte ser el candidato de la continuidad en 2018”, sobre las trampas que
hará el PRI para robarse las elecciones presidenciales de 2018.
Es
preocupante su advertencia ya que el panorama que describe se reproduce una y
otra vez en méxico desde 1940: soltar millones de pesos que compren
conciencias, aplaquen el hambre y den diversión para que hundidos en la
ignorancia y la mediocridad, millones aprueben quién será el próximo presidente
que viole su dignidad y coarte aún más su futuro y el de su descendencia. Sin
embargo, esta vez en el montaje de la (falsa) democracia participará un nuevo
elemento y se llama "miles de muertos durante el sexenio".
El
semanario PROCESO señaló que enero de 2017 es el mes con más ejecutados en lo
que va del gobierno de peña nieto: 3,600 muertos, y acusa de “una evidente incapacidad del gobierno
federal para investigar, detener y desactivar estas bases criminales dan como
resultado 90 mil 694 ejecutados (…) de diciembre de 2012 a enero de 2017”.
Apunta
que “hay estados que pierden .08% de su
población al año por asesinatos (Colima tiene la tasa más alta de homicidios
dolosos. A esas cifras de dudosa procedencia (son oficiales, por lo tanto
los datos reales deben ser mayores), hay que agregar las 21,170 personas, que
han desaparecido en el mismo periodo. El gobierno las maneja como muertes violentas, ejecutados y asesinatos,
pero deja en la ambigüedad a las víctimas colaterales, que se calcula son 3 por
balacera.
También
se localizaron (no por las autoridades, sino por el “Colectivo Solecito”) 270 cuerpos
y 10,000 restos óseos en 125 fosas halladas en Veracruz, lo constituye el mayor
cementerio clandestino en México: no es lo mismo tener un cadáver que un
desaparecido.
Por
qué citar estas muertes? porque si la pobreza, insensibilidad, corrupción,
carestía, desempleo, represión y cinismo que caracterizan a la actual
administración no son suficientes para ejercer un voto que saque de la
presidencia a lo peor de la clase política mexicana, es necesario que la
ausencia de algún familiar provoque una reacción que propicie un cambio radical
en el rumbo catastrófico al que han encaminado al país?
Y
en caso de que no suceda (algo probable tomando en cuenta la indiferencia que
provocó el asesinato de 43 estudiantes en Ayotzinapa), entonces este país está condenado
a matarse entre sí ante la mirada impasible de quienes orquestan estas masacres
para evitar reclamos.
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