Guaidó llama a venezolanos a matarse entre ellos



Juan Guaidó llamó a los venezolanos este 30 de abril de 2019 a matarse entre ellos para que él, o el fugitivo de la ley Leopoldo López, asuman la presidencia de Venezuela tras la masacre que se avecina y que fue la que pactó a detalle Lilian Tintori cuando visitó a Donald Trump en la Casa blanca el 16 de febrero de 2017.

No se trata de la democracia, este término tan manoseado y que en los tiempos que corren está hueco, no: se trata del poder, de cambiar el rostro de quien explota a un país para sustituirlo por otra cara que hará lo mismo que el presidente anterior, salvo que lo hará con eso, con una sonrisa y un discurso en el que “valió la pena, la sangre de los sacrificados era necesaria, nos va a ir bien, vienen aires de cambio”, bla bla bla.

El tema no es la democracia, insisto, y para ello recordaré a los venezolanos el fiasco de la Primavera Árabe, el presidente Muamar Gadafi y lo que pasó en Libia: no hay cifras oficiales, pero se calcula que murieron entre 30,000y 50,000… y el siguiente es un resumen textual que describe lo que sucedió:

“Protestas por todo el país contra la oligarquía y la corrupción. Las mayores protestas comenzaron en Bengasi, y se trasladaron a otras ciudades; Violentos choques entre los manifestantes y los seguidores del gobierno y la policía, producto de la fuerte represión. Opositores al régimen controlan diversas ciudades incluyendo Misurata y Bengasi y la capital, Trípoli. Oposición constituye gobierno paralelo que es reconocido por diversos países y la Liga Árabe”.

El subrayado lo dice todo, y el resultado es que tras 8 años de la confrontación, el país está dividido en dos bandos (el “Este” y el “Oeste”), existe un vacío de poder, se favoreció el establecimiento del Estado Islámico en varia zonas del país, la economía está en quiebra y el país está controlado por las mafias que trafican con los subsaharianos y magrebíes que intentan cruzar el Mediterráneo.

Y los libios siguen exactamente igual de pobres, olvidados, desempleados, reprimidos y marginados, aunque a algunos se les agregó el apelativo de huérfano(a)s, viudo(a)s y huérfilo(a)s, dependiendo a quien hayan visto morir durante la revuelta.

Esa es la parte fundamental que los venezolanos que apoyan a los Guaidó, López y Tintori no entienden: el juego del poder entre los de abajo y los de arriba es diferente: los de abajo son los sacrificables, los prescindibles, los sin rostro, los manipulables, a los que se les puede matar o engañar; mientras los de arriba, con la sonrisa que tienen Guaidó y López tras la liberación del segundo, deja ver las manos frotándose ante la inminente repartición de Venezuela en tres partes: las dos primeras para los esquiroles, y la tercera para estados unidos.

Juan Guaidó llama a alzamiento para derrocar al presidente (exige un golpe de estado, junto con sus consecuencias, igualito al que derrocó al chileno Salvador Allende en 1973), exige la matanza, la inmolación, el baño de sangre, el asesinato entre hermanos en nombre de su obsesión por el poder… y habrá quien le haga caso, pero cuando las aguas se acomoden ya veremos las sillas, las camas y los rincones vacíos en mi les de hogares, ya llegará la hora de enfrentar el silencio que dejó tan inmensa mentira para que todo siga igual.

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