La semana pasada, mientras comía
con un abogado, entre la sopa y el guisado, mi acompañante exclamó indignado:
- cómo es posible que los gringos
sean tan pendejos y vayan a votar por Donald Trump para presidente de estados
unidos?
- igual que los mexicanos con
peña, los panameños con Varela, los argentinos con Macri y en breve los
venezolanos, los peruanos y hasta los cubanos se ofrecerán en charola de plata
a la derecha mundial…
- pero Trump aborrece a los
mexicanos y no debemos permitir que nos
haga cosas malas…
- George Bush odiaba a la
humanidad, revivió el terrorismo árabe, militarizó al planeta y los yankis lo
hicieron presidente dos veces – traté de que el tema no se desviara…
Ante sendos platos con carne
asada y ensalada el abogado insistió…
- de todos modos: por qué debemos
pagar la pendejez de los gringos? – insistió y completó burlón - no se dan
cuenta que Donald Trump es igual de ridículo que el Pato Donald?
- podría explicártelo con cifras:
40 millones de yanquis son analfabetos y su número aumenta en promedio 2.25
millones cada año… pero busca los motivos por otro lado y explícame: por qué tengo
que pagar yo, mis hijos y los tuyos que los mexicanos hayan puesto a nuestro
actual presidente y que este, ante la cobardía de millones, tenga al país cómodamente
hundido en un baño de sangre, corrupción y miseria?
- porque los mexicanos así lo
queremos – se defendió – nosotros decidimos quién nos chinga, pero que venga un
extranjero a…
- pues los yanquis hacen lo mismo
– lo interrumpí - quieren a Trump…
- por pendejos – volvió a
explotar…
- deja de pendejear y respóndeme:
por qué el discurso anti-mexicano de Trump está calando en la sociedad
norteamericana?
- porque son unos pendejos –
profirió - racistas y…
- no insultes – lo paré de nuevo –
y contesta: será que tiene razón?…
- estás loco – protestó…
- no, el loco eres tú porque tu queja
es un vil chauvinismo: te indigna el discurso de un psicótico, pero no te
molesta vivir bajo una dictadura que ha vendido nuestro futuro justamente a
esos gringos que odias…
- es diferente – se justificó…
- es igual al caso de la mujer
que es golpeada por su marido, pero clama: mátame
pero no me dejes – reviré…
- los mexicanos somos algo complicado
que nadie entiende - se quejó sin que viniera al caso…
- te lo diré de esta manera –
propuse – poniéndome en tu plan de insultar a la inteligencia humana: en qué
país se reúnen cientos de personas en el principal monumento a la soberanía nacional para festejar la
entrega de un premio Oscar a Leonardo DiCarpio, un ególatra yanqui que es famoso por sus desplantes
racistas, pero NO son capaces de organizar un mitin para exigir al gobierno que
deje de socavar la soberanía?... sólo en méxico…
No contestó, llegó el postre y el
abogado optó por hablar de las gracias que hacen los cinco perros que tiene
como mascotas…